Aspirin

Nombre genérico y formulaciones

Aspirina, cuyo principio activo es el ácido acetilsalicílico, se comercializa en diversas formulaciones que incluyen tabletas, cápsulas efervescentes y supositorios. Las dosis más comunes de tabletas son 100 mg, 300 mg y 500 mg para uso adulto, mientras que en pediatría suelen ser menores.

Mecanismo de acción de la Aspirina

La Aspirina actúa inhibiendo enzimas conocidas como ciclooxigenasas (COX-1 y COX-2), implicadas en la síntesis de prostaglandinas. Estos compuestos actúan en procesos como la inflamación, el dolor y la fiebre. La inhibición de estas enzimas reduce dichos síntomas y también contribuye al efecto anticoagulante al impedir la formación de tromboxano A2, una sustancia que favorece la agregación plaquetaria.

Indicaciones terapéuticas aprobadas

La Aspirina está indicada para el tratamiento del dolor leve a moderado, fiebre y estados inflamatorios. Además, es ampliamente utilizada en la prevención secundaria de eventos cardiovasculares como infarto de miocardio o accidente cerebrovascular, debido a su capacidad para prevenir la agregación plaquetaria. En dosis baja, es recetada para la prevención de trombosis y embolias.

Instrucciones de administración

Para dolencias comunes como dolor y fiebre, la Aspirina generalmente se administra oralmente con o sin alimentos, aunque tomarlo con alimentos puede disminuir el riesgo de irritación gástrica. La dosis y la frecuencia dependerán de la indicación médica y la condición del paciente. Para uso cardiovascular, se recomienda la ingesta diaria de una tableta de dosis baja (generalmente de 75 mg a 100 mg).

Interacciones medicamentosas significativas

La Aspirina puede interactuar con varios medicamentos, aumentando el riesgo de efectos adversos. Por ejemplo, su uso concomitante con anticoagulantes como la warfarina puede aumentar el riesgo de sangrado. La administración conjunta con otros antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) puede incrementar el riesgo de úlceras gástricas y hemorragias. Además, debe evitarse el consumo simultáneo de alcohol, ya que puede intensificar el riesgo de daño gástrico.

Efectos adversos y manejo

Los efectos secundarios más comunes de la Aspirina incluyen molestias gastrointestinales como dolor estomacal, náuseas y, en casos más severos, úlceras gástricas y hemorragias. Reacciones alérgicas, aunque raras, pueden ocurrir. Debe prestarse atención a los síntomas como ruidos de silbido, dificultad para respirar, erupciones cutáneas o hinchazón facial, y buscar atención médica inmediata frente a estos síntomas. Para minimizar los riesgos gastrointestinales, es aconsejable usar la menor dosis eficaz durante el menor tiempo posible.

Uso en poblaciones específicas

En los niños, la Aspirina se debe administrar con precaución debido al riesgo asociado con el síndrome de Reye, una condición rara pero grave que afecta el cerebro y el hígado, y que se ha vinculado al uso de ácido acetilsalicílico durante episodios virales. En embarazadas, el uso de Aspirina es generalmente evitado a menos que sea explícitamente recomendado por un médico, especialmente durante el tercer trimestre, ya que puede afectar el cierre del ductus arterioso del feto y prolongar el parto.

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